lunes, 6 de enero de 2014

365 días después


Trescientos sesenta y cinco días (y una semana) después nos reencontramos, si es que todavía hay quien se pasee por aquí, para mostrarles los discos que más giraron en mi reproductor. Ni mejores ni peores que cualquier otro publicado en los últimos doce meses, me agarro a la certeza de que son todos los que están, de que me acompañarán dentro de tres o de treinta años, aunque seguro, eso sí, de que el olvido y la ignorancia justifican ausencias. Predominan los tiempos reposados, no ha sido premeditado, la vida en la isla transcurre despacio. La lista será tan sólo de diez y por ello cualquier excusa me permitirá proponer otros nombres a los que, por obvios entre mis gustos de siempre, quizás no les haya prestado la atención necesaria. El orden, meramente alfabético:

AARON THOMAS
the blues and greens
El australiano, español de adopción musical, ya había intentado abrirse paso a través de dos álbumes magistrales ("Follow the elephants" y "Made of wood") poseídos por el espíritu de las obras terminales y por ello Jeff Buckley, Thom Yorke o Elliott Smith siempre fueron nombres recurrentes a la hora de presentarlo en sociedad. Por desgracia, el desánimo y los problemas para publicar el cierre de una trilogía impecable, más cuidado en la producción, más lleno de matices y más variado estilísticamente, pero tan sincero, directo e intenso como los anteriores, puede que conviertan el presentimiento del abandono en realidad. Perderemos a un crooner del folk y del rock, a un orfebre del pop. No nos lo merecíamos.

Una canción: Turn To The Devil

BILL RYDER-JONES
a bad wind blows in my heart
Llegas a él porque siempre defendiste a The Coral como una banda cuyos méritos musicales no eran correspondidos con la popularidad de la que sí disfrutaban otros compañeros generacionales ahogados por las aguas del río Mersey a su paso por Manchester y... lo que te encuentras es a quien fuera su guitarrista sentado al piano, cantando con la ternura de Nick Drake y la sencillez de Elliott Smith, ralentizando tus pulsaciones como sólo lograran los Red House Painters, emocionándote y sorprendiéndote.

Una canción: Hanging Song

BRAZZAVILLE
Morro Bay
Rivalizando directamente con "Ghost on ghost" ― una pequeña maravilla con la firma de Iron & Wine que ha llegado demasiado tarde a mis manos ― por cual de los dos se viniera conmigo a ver amanecer junto al mar, tanto Sam Beam como David Arthur Brown parecen tener el secreto de enseñarnos a disfrutar de los placeres sencillos, como escuchar un disco de pop creado sin pretensiones pero elaborado con mimo, buscando la perfección y encontrándola con la dosis justa de electrónica y el alma de las guitarras acústicas que son siempre el origen de todo.
Un álbum conceptual, una historia, la de Anabel, nacida de madre drogadicta y adolescente en el lado más sórdido de la ciudad de Los Angeles, allá dónde no llega el sol de California pero se abren paso las canciones de Brazzaville en busca de un sueño: Morro Bay. Canciones dotadas del brillo propio del pop de exquisita factura, capítulos de una vida que funcionan por separado como lo hicieron, no quisiera recordar cuanto tiempo atrás, los de un tal Ziggy Stardust.

Una canción: Morro Bay
dependiendo de la marea: Lovers' Revolution

BRYAN ESTEPA
heart vs mind
Posiblemente sólo una cuestión de tiempo le haya otorgado cierta ventaja respecto a otros dos genios desconocidos, muy diferentes entre sí, pero igual de ignorados: Phil Angotti y su "Life & rymes" y Kelley Stoltz y su "Double exposure", para que Bryan Estepa sea el autor del disco de power pop que más veces, y con más delicadeza, haya martilleado mis tímpanos ― se lo dice alguien que nunca tuvo muy claro qué significaban esas dos palabras juntas ―, el disco que te gusta escuchar cuando el día es soleado, el disco que hace brillar el sol aunque, tras las cortinas, la lluvia y el frío nos engañen con el invierno. Abres la ventana y sientes la brisa de la costa oeste americana, los vientos cálidos del pop atemporal y el calor de una voz muy poco usual en nuestros días.

Una canción: (If You Follow) We Just Might Get Near
una cuestión de tiempo: Too Late Tomorrow
en cualquier tiempo, sin importar el lugar: Kim Chee Taco Man

DANNY & THE CHAMPIONS OF THE WORLD
stay true
Confieso que, en un estúpido gesto de originalidad, estuve a punto de dejar fuera de los diez elegidos a una de las joyas del 2013 sólo porque, a buen seguro, será el más repetido en las listas blogueras ― y en justicia debería serlo de toda revista musical que se precie de buen gusto ―, pero... "permaneciendo fiel a mis principios", "Stay true" ocupa el lugar preferente que le corresponde. Un disco disfrutado con la extraña sensación de haber caminado conmigo, no desde hace tres meses, sino desde mucho tiempo atrás: cada vez que Elliott Murphy soñaba con Marilyn Monroe, cuando la voz nasal de Dylan abrazó la religión cristiana empujado por un coro de ángeles negros, cada vez que viera a Willie Nile sobre un escenario recorriendo las calles de la ciudad donde soplan los vientos de la E Street Band, siempre que Willy Deville nos vendiera un trozo de su alma y, casi, cada vez que sonaron los Grand Drive y era yo el que soñaba con The Band.

Una canción: (Never Stop Building) That Old Space Rocket

LeE HARVeY OsMOND
the folk sinner
Si me atreviera a definir las virtudes de "The folk sinner", sería tan sencillo como imaginarse a Chris Isaak cantando en una plantación de algodón y abrir los ojos para dejar de escuchar el lamento del también canadiense Daniel Lanois cuando (eran los tiempos del "Joshua Tree") nos fascinara con la rara belleza de "Acadie". "Acid Folk", lo llamó Tom Wilson al esconderse tras el nombre de esta criatura rodeado de una banda que suda groove por cada uno de sus poros con la complicidad de colaboradores de lujo y el mecenazgo de los Cowboy Junkies: Michael Timmins, tomando las riendas de una producción impecable, y su hermana Margo, poniendo voz a "Deep Water", con la que no nos importaría bajar a los infiernos del folk como justo castigo de todo pecador.
Lo meteremos en el desastroso cajón de sastre que resultó ser la "americana"

Una canción: Deep Water

THE IDYLLISTS
the grave & unfortunate life of Lord Hoffway & his magnificent piano
¿Cómo hubieran sonado The Smiths de haber sido la banda de un joven Morrissey emigrado a Malibu? La respuesta sirvió para definir en una sola frase la música de "The Idyllist" pero tres años más tarde, muchos kilómetros de carretera y desengaño camino de la madurez, han cambiado el destino de doce canciones que pudieran haber sido la brillante continuación de uno de los mejores discos publicados en 2010, convirtiéndolas en una preciosa, y mucho más triste, realidad. Sigue presente el sello "british", identidad de Ian Webber, su líder y cantante, pero esos ritmos optimistas que sonaban a carcajadas llenas de poesía han dado paso a medios tiempos introspectivos donde el piano, desde la propia portada del álbum, se erige en protagonista para mostrarnos una sonrisa de circunstancias.

Una canción: Rose Coloured Glasses

JOSH RITTER
The beast in its tracks
No es mera casualidad la similitud fonética con "Blood on the tracks". Como hiciera Dylan en 1975, marcando con sangre los surcos de un disco imprescindible, Ritter se deshace de la bestia que lo poseyera a través de trece canciones fruto, y terapia, de un matrimonio roto. No se dejen engañar por el término cantautor, a pesar de desnudarse emocional e instrumentalmente, Josh Ritter es un trovador que se vale del pop de irresistibles melodías para contar historias interminables, un creador de valses cabareteros imposibles de bailar.

Una canción: A Certain Light

THE NATIONAL
Trouble will find me
Estuvieron a punto de convertirse en referencia del indie, los nuevos REM ― de quienes Matt Berninger siempre defendió "Fall on me" como su canción favorita ―, pero no llenar el palacio de Vista Alegre en una ciudad tan grande como Madrid es la señal evidente de que los hipsters de diseño y pose les han abandonado a medio camino de las carreteras alternativas por las que discurre su nuevo álbum. Un disco necesario para no ser devorados por la grandeza de su predecesor, "High violet" ― ante el que cualquier comparación hubiera resultado insoportable ―, levantando el pie del acelerador con una colección de medios tiempos que desde "I should live in salt", extraña manera de iniciar el álbum con la canción de pudiera ser el final de todo, rompen los espejos de aquellas bandas de los ochenta en los que se gustaban mirar, sonando más terrenales, más delicados y comedidos, más a sí mismos de lo que The National habían sonado nunca.

Una canción: I Need My Girl

TURNER CODY
Last of the big time spenders
No tiene edad suficiente como para presumir de haber pasado una sola noche en el Chelsea Hotel cuando el talento te proporcionaba las llaves de la habitación Nº 2, sin embargo, su manera de cantar, perdón, de recitar historias convertidas en canciones, posiblemente nacidas en un sucio papel con forma de poesía y vestidas con dos acordes que creíamos inconfundibles, le dan derecho a Cody, no por viejo, sino por zorro, a ocupar un lugar entre los clásicos que sí durmieron, crearon y follaron en el célebre hotel neoyorquino.

Una canción: Drinking in The Moonlight

P.D. Faltan muchos, habrá que echar un vistazo a las listas de aquellos que separan el grano de la paja en busca de cuántos se nos escaparon y por qué, pero sobre todo, pulsar de nuevo el play, posar la aguja o comenzar a caminar con las orejas bien cubiertas y redescubrir en los detalles muchos álbumes que o llegaron muy tarde o pasaron demasiado deprisa en el año que mi dedo anular siempre recordará por lucir un anillo del que no se desprenderá jamás.

En la lista de reproducción:
The House of Love ""she paints words in red"" y Mazzy Star "seasons of your day", la vuelta de dos clásicos de los noventa como si nada hubiera sucedido desde entonces. Lloyd Cole "standards", otro veterano que sabe de quien rodearse cuando enchufa las guitarras y no se ha olvidado de cómo rompernos el corazón por muy preparados que estemos para ello. Chris Stamey "lovesick blues" y Mark Mulkahy "dear Mark J Mulkahy, I love you", dos supervivientes, dos magos del pop, dos genios que nunca serán reconocidos. Chris Eckman "Harney county", desde su retiro esloveno, el lado masculino de The Walkabouts nos sigue emocionando. Scott Matthew "unlearned", un disco de versiones capaz de unir a Withney Houston y Jesus & Mary Chain y conseguir que suene natural porque las hace suyas. Neko Case "the worse things get, the harder I fight, the harder I fight, the more I love you", el nervio del punk y la magia del folk, una combinación que no siempre resulta pero de la que ya teníamos precedente en los discos de The New Pornographers, mejorada y perfeccionada en cada una de las entregas de la canadiense en solitario. Y, además, Ron Sexsmith, Deadstring Brothers, Ethan Johns, John Paul Keith, Nick Cave, Hiss Golden Mesenger... y... Arcade Fire. ¿De verdad la cosecha fue tan mala como algunos aseguran?