martes, 29 de marzo de 2011

Dolorean - The Unfazed

Un piano, unas notas que se te clavan en el alma, y se convierte en épica una canción que con tan sólo una guitarra te habría hecho llorar, no hace falta mucho más. Esto me lo enseñó Mike Scott, sin yo saberlo, sin ser su intención. Los violines y las voces pueden empujarla hasta el infinito, hacer que se retuerza en tu interior un texto que, dependiendo de nosotros mismos, nos puede sólo rozar, pasar por encima o aplastarnos sin piedad, unas notas que, combinadas con fortuna, nos pueden emocionar, hacer reír, hundirnos o impulsarnos a saltar.
Nadie tiene la formula. Quizá muchas veces se trate simplemente de nuestra predisposición, de la luna, del tiempo, del sol. No importa, a veces sucede y Dolorean han publicado un álbum que canción a canción me pone la carne de gallina. Ellos han dado con la fórmula.

Hurgan en la misma herida que Barzin, The R.G. Morrison, Richmond Fontaine y, sobre todo, unos American Music Club que a mediados de los 80’s nadaban contracorriente (otra de esas bandas que se adelantaron a su tiempo) pero con una dosis de intensidad que mi memoria relaciona con los primeros Waterboys. No, no se trata de la “big music” de Mike Scott, aunque el piano clave las notas muy dentro de ti, aunque el violín te levante dos palmos del suelo, porque Al James se abre paso en tu interior mucho más tímidamente, cantando como Mark Eitzel solía hacerlo, mucho más suave, discreto y delicado. AMERICAN BIG MUSIC.

"The Unfazed" es el álbum de quien ha decidido afrontar sus miedos (porque no hay nada que perder) y no inmutarse por el dolor, por el amor, por la lluvia..., por las deudas nunca pagadas, por los sueños que dejamos atrás, por la muerte..., o... por tener que vivir hasta que ésta llegue.

Pero también, es el álbum que contiene la canción a la que me agarro como si hubiera sido compuesta por mí mismo y de cuyos versos me adueño y para siempre. Porque me rompieron el corazón, pero mi corazón es aún fuerte. Si encuentro el amor, no lo dejaré marchar, si encuentro el amor lo haré mío, si encuentro el amor será mi fin, si encuentro el amor...

Yo he encontrado el amor y NO LO VOY A DEJAR MARCHAR.

domingo, 27 de marzo de 2011

Long Live The Duke & The King

Apenas hace unos días, he finiquitado la recopilación con los cuatro discos de canciones que más me gustan entre las publicadas el año pasado, en realidad las que yo creo más pueden gustar a los demás entre los artistas que más me gustan a mí, no sé si lo entienden. Estamos en marzo y todavía hay mucha música salida a la luz en el pasado que se hará un hueco entre mis emociones, por eso cada año me pregunto por qué cojones me sigo molestando en recopilar un puñado de canciones cuando no están todas las que son... pues porque sí que son todas las que están, me respondo.
He vuelto a escuchar docenas de discos y a revolver recuerdos, no porque busque aquella canción que incluir, sino porque muchas veces es imposible quedarse sólo con una. Se hace duro descartar tal o cual tema cuando al escucharlo vuelves a pasear por la orilla del mar en el mes de octubre, ¡tonterías! Esto me sucede únicamente con las putas obras maestras, esas que canción a canción se ganan el primero de los adjetivos y que dentro de unos pocos años tendrán en propiedad el segundo. Y el mejor álbum de 2010 (aunque sólo lo sea para Coco) es "Long live The Duke & The King", y la mejor canción, “Have you seen it”, y la mejor banda del mundo son estos cuatro amigos que se necesitan tanto el uno al otro como yo necesito su música. Será consecuencia de la euforia, de mi inestable estado de ánimo, pero no sería descabellado que dentro de seis meses, o de seis años, siga pensando igual. Dependerá de...

Nada ha cambiado en The Duke & The King, musicalmente hablando, hagan lo que hagan sonarán a sí mismos, porque cuando se funde el folk con el rock, con el country, con el glam, con toneladas de soul, y con el blues, se pasa por el filtro de unos arreglos esencialmente acústicos y es interpretado por cuatro voces, cada uno de los cuales pudiera ser el solista de un millón de bandas, difícilmente se puede cambiar.
Y, sin embargo, no todo sigue igual. Si "Nothing gold can stay" (para servidor de lo mejorcito de 2009) era básicamente el disco de Simone Felice con el apoyo de Robert 'chicken' Burke (también conocido como Bobby Bird, responsable de joyas como Suzanne), y reclutando por el camino a Simi Stone y a Reverend Loveday (Nowell "The Deacon" Haskins), "Long live The Duke & The King" es el disco de los cuatro. Todos componen, todos cantan y, como consecuencia, aunque el líder, la cara la siga poniendo Simone, todos son protagonistas. Imagínense a The Band haciendo gospel.

Me tenía guardada esta pequeña entrada para rematarla con la crónica del concierto que celebrarían en la sala Azkena de Bilbao. Más que un concierto, con nuevo disco, discazo, bajo el brazo, volvería a ver, un año y pocos días después, a la banda que motivo el nacimiento, las primeras cuatro letras de este blog. Pero... la gira europea fue suspendida a última hora y...

Habrá quien haya llegado a pensar que mi ausencia sería definitiva. Cuando tu vida carece de motivos encuentras cientos para escribir y te sobra el tiempo para hacerlo, ahora que las razones inundan mi vida, casi no tengo tiempo para otra cosa que dedicarme de lleno a ella. Necesito más que un motivo para sentarme frente a las teclas y su frustrado concierto bilbaíno hubiera sido la excusa perfecta. A cambio, me dan diez, tantas como canciones contiene "Long live The Duke & The King".
Grabado en una cabaña en las profundidades del bosque pero lejos de reflejar retiro e introspección (ya saben, nos hablan de una cabaña y nos acordamos de Bon Iver & cia.), rezuma felicidad, ganas de vivir, buenas vibraciones. Producido por Simone y Bobbie Bird, justo antes de que el primero mostrara su corazón a los cirujanos, fue mezclado con éste todavía convaleciente. El resultado te pone la carne de gallina y te alegra el día a partes iguales, pensándolo bien, lo uno no tiene por qué estar reñido con lo otro.
“Gloria” te deja la boca abierta y no permite marcha atrás; “Shaky”, el single de adelanto, te hace recobrar la esperanza en un mundo que en San Francisco, a finales de los 60’s, se nos prometía lleno de flores; “Hudson River” es la exhibición particular del alma de Reverend Loveday; “No easy way out”, cantada por Simi Stone, nos trae de vuelta a Stevie Nicks como cantante de los Creedence Clearwater Revival; y transcurre el disco con mil influencias, Neville Brothers, Marvin Gaye, Sly & The Family Stone, Prince, Simon & Garfunkel, con Dylan siempre presente, y que yo definiría como el hijo, nunca reconocido, fruto del revolcón de Neil Young con Marc Bolan la noche que le presentaron a T-Rex. De hecho, la décima de sus razones, “Don’t Take That Plane Tonight” parece salida de "Zuma" del viejo de Toronto, guardada para, dieciocho años después, cerrar ¿el mejor disco de 2010? Dependerá del momento.

Long may you run. Hoy es su momento.