Christine, still walking at me
Still talking at me
Christine, such a sense of loss
And the baby cried
Christine, Christine
And the whole world dragged us down
And the whole world turned aside
Christine, you're in deep, pristine
With a god-like glow
Christine, Christine,
Heart and the glory and me
Chaos and the big sea
Christine, still walking at me
Still talking at me
Christine, Christine, Christine
And the whole world dragged us down
Not a sonnet not a sound
And the whole world turned aside
The cruelest hand just turned an eye
Christine
No tengo intención de comenzar una serie de entradas dedicadas a canciones, ni tampoco a ponerme nostálgico rememorando los 80’s, tan de actualidad después de tres décadas, no sólo por los regresos de LLoyd Cole o Edwyn Collins, sino también porque discos como los publicados por The National o Arcade Fire nos remiten a aquellos maravillosos años.
No era mi intención acordarme (todavía) de The House of Love, aunque les tengo especial cariño y sus canciones me acompañan desde la primera escucha de Christine, precisamente Christine.
Ni siquiera era yo quien debería estar escribiendo estas líneas, pues no fue a mí a quien se presentó Christine, precisamente Christine. Un ángel procedente de Nantes cuyo destino se ha cruzado con el de un buen amigo, que tiene más de demonio, pero de los que te hace pensar que el infierno puede ser un lugar maravilloso.
Y me siento responsable, y escribo estas líneas, ya que este blog fue el motivo de conversación de quién sabe si el primero de muchos encuentros o, quizá, sólo un recuerdo que se desvanecerá tan pronto como su imagen deje de producir ese delicioso cosquilleo en el estómago que nos hace sentir vivos.
Vino para hacer un trabajo sobre Miquel Barceló, pero un ordenador compartido le hizo reparar en quien a su lado escuchaba a Patti Smith y le prestó sus cascos para disfrutar de Antony & The Johnsons. Su nombre: Christine, precisamente Christine.
No te conozco. Para mí siempre serás una canción.
Y el mundo entero nos arrastra
y el mundo entero nos da la espalda
Christine
y el mundo entero nos da la espalda
Christine
Para mi buen amigo, a pesar de tu nombre, eres esta otra:
Uf, creo que no había vuelto a escuchar esta canción desde que salió, y había olvidado lo buena que era. Me caían mu bien The House Of Love, pero no sé porqué nunca me hice con nada suyo.
ResponderEliminarHermosa entrada.
Saludos
FABULOSA CANCION Y FABULOSA HISTORIA.
ResponderEliminarGracias,gracias y mil gracias, Coco.
ResponderEliminarEntre otras cosas porque creo ser yo el protagonista de esta hermosa historia.Tan cierta y tan bellamente escrita que ni yo mismo hubiese podido relatarla con tanta precisión,síntesis y belleza.Como la belleza real y elegancia de Christine.Como la belleza acústica de la canción que me dedicas.
A fecha de hoy ese ángel intelectual y rubio me ha dejado dos mensajes en el móvil,y ójala llegue a escuchar la canción que me dedicas(que nos dedicas).Sería algo redondo y perfecto.
Sea como fuere,este"demonio"(aunque tengo mas de ángel, y el demonio no existe),se siente profundamente emocionado y agradecido por este regalo que me has hecho.
Un millón de gracias,y un abrazo muy fuerte.H.
Bonita historia con gran banda sonora. Me apunto a reivindicar a House of Love como banda , como unos Bunnymen más melódicos y velvetianos y ese primer disco imbatible. Oyes Christine y suena perfectamente actual , abierta , con esas guitarras pasadas de echo , donde las notas se confunden con su reverberación y esos coros finales donde parecen los Hollies y la Velvet a la vez. Llevaba tiempos sin oirlos y no han perdido nada con el tiempo . Saludos Coco
ResponderEliminarEse chiming de los Church, ese sirimiri eléctrico y evocador...qué cosa mais linda!Coco vente pa Arcade en Madrid!
ResponderEliminarUna belleza de historia y de canción,al igual que tu página.
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