miércoles, 21 de septiembre de 2011

Bon Iver - Bon Iver

No me atrevería a escribir sobre Bon Iver a no ser porque hace un par de días fuera el motivo principal de un e-mail que releí antes de enviar. Así empezó toda esta historia de crónicas y críticas, reseñas y trozos de vida ligada a la música. Entonces, cierta persona me animó a publicar lo que en su correo electrónico leía y veía lleno de pasión, las mismas palabras que otra me recriminó que enseñara en público pues las interpretaba, en su final, como mi descripción de la soledad. Ni siquiera yo me di cuenta, era mi forma de decir que me sentía solo, muy solo.
Hablar del nuevo trabajo de Justin Vernon me resulta doblemente de difícil, por el pudor de compartir parte de una vida a la que ha puesto banda sonora y por lo osado de pretender describir tan sólo con palabras la belleza que guardan sus surcos. No sé por qué lo hago.

Confieso que me costó, y mucho, entrar en el mundo de Bon Iver, ni su ya lejano precedente ni el que hoy nos ocupa son discos fáciles, ganan con las escuchas y con el tiempo. Hay que darles ese tiempo para oxigenarse, para expandirse, como el buen vino que necesita respirar, de lo contrario su sabor puede pasar por amargo en lugar de intenso, sonar depresivo y claustrofóbico en lugar de profundo, lo que en la superficie creeríamos incluso pretencioso se nos muestra arrebatador en el interior.

No es la primera vez que un segundo disco me hace retroceder y descubrir las virtudes que se me escondían en el debut. Son muy diferentes en la superficie, en la gestación y en la producción, pero tan parecidos... Vuelve a sonar en mi reproductor aquel artista que hace casi cuatro años me sorprendiera caminando sin compañía ni rumbo, al que, inconscientemente, rechazara harto de seguir intentando curar con sal una herida que me desangraba. Recorro los mismos lugares, como entonces, nadie camina a mi lado, pero sí en la misma dirección, con "Bon Iver" ya no me siento solo. El espacio que nos separa se sabe derrotado por el destino que unió nuestros caminos. Once canciones me han acompañado en estos días de transición, de viajes, de idas y venidas, de recuerdos y de ilusión por un futuro que ya no me parece imposible. Los fantasmas de Emma han desaparecido y los míos también.


Cada vez que un artista titula un álbum con su propio nombre, o lo deja sin título (según como se quiera interpretar), nos hacemos la misma pregunta: ¿Se trata del principio o del fin de una etapa? A Justin Vernon no le ha dado tiempo a cerrar ningún ciclo, apenas dos discos publicados y, sin embargo, parece que su intención sea la de un nuevo comienzo. Interpreto que su "For Emma Forever Ago" fue el disco que necesitaba hacer en un momento concreto, su terapia particular para expulsar los demonios internos, de forma cruda, desde la soledad y la austeridad, pero con "Bon Iver" la criatura que correteaba desnuda por la playa se ha vuelto pudorosa, se viste y se gusta, se cubre con capas y cuida los detalles, se maquilla y se gusta. Imita a sus mayores y por eso se mira en el espejo de la música con la que creció. John Martyn y Nick Drake, inevitables, y en este caso acertadas, referencias cuando un escritor de canciones emprende su aventura en solitario, coquetean con los efectos del estudio de grabación, las producciones minuciosas de tiempos pretéritos, los sintetizadores y las guitarras eléctricas. Mientras escribo, en mi cabeza quieren abrirse paso aquellas bandas de finales de los ochenta apadrinadas por el sello 4AD de This Mortal Coil, nada más lejos de la realidad, "Bon Iver" es mucho más profundo y más real. Un disco de canciones y de ciudades. De canciones con nombres de ciudades cuyo significado, con letras abiertas a cualquier interpretación, sólo el propio Vernon conoce y que ya en la inicial “Perth” nos deja claro que se trata de lugares imaginarios (“...this is not a place”), donde un redoble marcial sirve de introducción al motivo del mejor disco del presente año (“...still alive for you, LOVE), una batería que nos empuja y nos fusila, ¿o somos nosotros los que disparamos? Su manera de describir y nominar sensaciones, sentimientos, recuerdos personales. La resistencia: “Minnesota VVI” (“...never gonna break”), la esperanza: “Holocene”, la victoria: “Towers”, el destino: la belleza minimalista y delicada de “Calgary”, y al final, la confianza: “Beth/ Rest”.


Pertenece a esa categoría de discos que trascienden más allá de sus contemporáneos porque siempre será y sonará actual, puede codearse con el “OK Computer” de Radiohead o las “Deserter’s songs” de Mercury Rev, o quedarse escondido entre los brazos de la crítica y el buen gusto de unos pocos paladares exquisitos junto a The Blue Nile y su “Hats” o The Triffids, los malditos entre los malditos, la banda de David McComb recorrió el mismo camino que Justin Vernon pero en sentido contrario: primero grabaron el emocionante “Born Sandy Devotional” y después se desnudaron en un esquiladero de ovejas con “In The Pines”. Tampoco importa mucho si dentro de diez o veinte años nadie se acuerda de Bon Iver, el destino quiso que se cruzara en mi camino (ahora me gusta decir nuestro camino y me gusta hablar del destino desde que la letra de “Simple twist of fate” de Dylan se hizo realidad), con The National, Band of Horses o Ray Lamontagne, rivalizando en el tiempo con “Kaputt”, del genio de Destroyer, con Brazzaville y Vetiver, para que se mezclen en mi memoria con instantes irrepetibles y determinantes para el resto de mi vida.
La sal deja un rastro blanco sobre mi piel, esta vez es el agua del mar. La criatura que correteaba desnuda... se siente querida y segura.
I ainʼt living in the dark no more
it's not a promise, Iʼm just gonna call it
heavy mitted love
our love is a star
sure some hazardry
for the light before and after most indefinitely
danger has been stole away


Dos crónicas de quienes saben y escriben mucho más y mejor:
Marcando la diferencia: Bon Iver - Bon Iver Rock & Rodri land (Joserra Rodrigo)
Bon Iver Música en la mochila (David S. Mordoh)

3 comentarios:

  1. Aparte de inspirar crónicas tan bellas como esta, decirte Coco que tenerte de vuelta al mundo de los que no disociamos criterios musicales de sensoriales es un lujo, cobrá sentido este discazo que sigo pensando que es el mejor de lo que va de año.
    Es más fácil decir que el de Decemberists ( maravilloso tb) es el mejor de 2011 pero que Kaputt de Destroyer o éste son los más valientes y las p.o.m. del año, sólo lo proclama gente como el de Santoña.
    Cuando se sabe seguir la cadena del adn del r&roll, cuando se sabe, eso es estar "antes ciego que sordo"...justamente eso.
    Hay una amistad entre nosotros que trasciende todo y tiene B.S.O. y Bon Iver-Bon Iver a pesar de vernos poco, ahí queda.
    You ain´t living in the dark no more, your love is a star, no hace falta más que veros a la cara.Lo sabía desde hace casi un año.
    UN ABRAZO COCO.

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  2. Este disco me da miedo. Lo he escuchado poco. El anterior me parecía tan grande que doy por hecho que ni se le acercará. Esta semana he vuelto a él. Este hermosa semblanza -escribe más, jodío- no hace más que animarme a seguir buscándolo hasta que le encuentre el alma.

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  3. Sold, I'm ever
    Open ears and open eyes
    Wake up to your starboard bride
    Who goes in and then stays inside
    Oh the demons come, they can subside


    Es como escuchar a un amigo hablar de sus cosas, escucharlo aunque no entiendas del todo cómo se siente, y a la vez sentir que te acompaña en tus cosas, sentir su mano, su abrazo...

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