La música, sin yo saberlo, peor aún: sin yo aceptarlo, ha llenado huecos en mi vida que deberían haber ocupado las personas. Que te abracen era una necesidad olvidada, pero me engañaba y, en cierta forma, había logrado llenar ese vacío. Hay unos cuantos discos que lo consiguieron, todavía los necesito de vez en cuando.
Hubo un tiempo en que me pasaba las horas escuchando la radio, entonces creía que lo que hacía era dibujar, hasta que caí en la cuenta de que me importaba más la música que salía del radiocasete que el proyecto que pudiera tener encima de la mesa. Y en esas estaba, rondando los 19 años, cuando escuché “Sweet Jane” (original de la Velvet Underground y que yo conocía por el "Rock’n’Roll Animal" de Lou Reed) interpretada por los Cowboy Junkies. El nombre de la banda me llamó la atención, la canción, la versión de una canción ya conocida, me había conmovido... y yo con esa edad no estaba para ponerme tierno. Margo, en lugar de cantar, acaricia las canciones, el grupo al completo trata cada pieza con extrema delicadeza, adueñándose absolutamente de cada una de ellas de forma que “I’m So Lonesome I Could Cry” (Hank Williams) o la referida “Sweet Jane” (Lou Reed) parecen tan suyas como “Misguided Angel” o “200 More Miles”. Pero eso es algo que descubriría días después, hasta entonces una sola canción era la que había recorrido cada centímetro de mi piel, la que me había embaucado para salir a la calle y buscar ese disco, descubrirlo y disfrutarlo al completo.
Tras un montón de vinilos en el cajón de la letra C, tras una desenfocada foto en blanco, negro y sepia, se escondía una colección, quizás debería decir una sesión, grabada el 27 de noviembre en una Iglesia, de canciones tradicionales, versiones escogidas y temas propios inmersos en una atmósfera muy especial: la registrada por un sólo microfono en el centro de The Church of The Holy Trinity (Toronto), más allá de los sonidos, el espacio, la humedad de la piedra y la quietud del lugar.
Recurro a él muy de vez en cuando y procuro separar las escuchas en el tiempo, como quien conociera de los efectos letales de esa droga que no puede evitar tomar. Hoy ha sido una de esas veces, tocar el vinilo ya casi consigue el efecto buscado, sacarlo de la funda, colocarlo en el plato, dejar caer la aguja y sentirte como un Yonki (haciendo honor al nombre de la banda). Hoy necesitaba esa caricia que desde hace casi veinticinco años me produce el mismo placer. No siempre tienes contigo a quien te abrace.
Veintitrés años más tarde he comprado una entrada para ver a los hermanos Timmins en San Sebastián.
Te leo y me veo reflejado, no por este disco en concreto, más por la manera como también he llenado ese hueco con la música, hasta niveles patológicos, pero la verdad es que cuando uno tiene carencias comolas que yo tuve, abrazar la música siempre fue la mejor opción. respecto a Cowboy Junkies los descubrí junto a Cohen por la banda sonora de Natural Born Killers, película ramplona pero con una BSO muy buena. Un placer leerte y comprobar que tampoco estoy tan loco. Saludos
ResponderEliminarNecesario recurso, Coco. Bendita locura buscar refugio en la música y en caricias como las de Margo.
ResponderEliminarMaravillosos. Espero que tengas suerte en San Sebastián con los hermanos Timmins.
Saludos.
Acababa de dejar un extenso que se ha borrado... Ya no me veo capaz de repetirlo. S´lo decoir que me identifico por completo con lo que dices y Margo... bueno, she's an Angel...
ResponderEliminardisfruta del concierto. Un abrazo.
Belleza infinita! ese disco es belleza infinita ! Coco miss you!
ResponderEliminarRecuerdo que este disco cuando salio puso a sus pies a toda la prensa del momento incluidos los nada convencionales entonces NME o MElodyMaker. Merecidamente. Lo curioso es lo pronto que seolvidaron de ellos y mas curioso todavia cuando si hubo un precursor o pionero de todos esos discos de americana tirando a melancolicos y tristones que han aparecido despues , fue este . Sigue siendo muy , muy especial.Un abrazo
ResponderEliminarLos vídeos de Margo sobre un escenario son puro arte. Ya nos contarás. Yo los descubrí con la misma canción pero tiempo después, con la banda sonora de "Asesinos Natos".
ResponderEliminarEsta mañana me he puesto al día. Qué grande el post de Waterboys, Rickie y sobre todo el de Elliot. Me gustaron los Turn off your TV. Precisamente ayer también estuve escuchando a Luther Russell porque le vi el disco en un margen del blog. De los Strange Boys me gustaba ese "Be Brave" tan gamberro. Es verdad que suenan más aseados. Me pondré a ello. Con Laura tengo que insistir. No me acaba de convencer. Quizá no la he escuchado bastante. Grande Edwynn. Como siempre gran material. Me veo muy reflejado muchas veces en tu forma de ver las cosas y cómo te afectan. Un abrazo.