Tras unos pocos días viviendo en pecado con un disco que hasta hoy 17 de agosto no ha sido oficialmente publicado, y tras la primicia de la Land, llega el momento de compartir sus encantos.
Conocer a Ray LaMontagne y no caer rendido es como no tener alma. No se me ocurre una frase más adecuada para describir su música. Desde luego, un artista diferente al resto, uno de los pertenecientes a la rara especie de los que no se pueden integrar en ningún movimiento o estilo porque ellos lo son en sí mismos. Que sí, que es posible que no haya inventado nada no escuchado antes, que sus canciones nos remitan a Van Morrison, Otis Redding, Tim Buckley..., incluso a Mojave 3 o Ryan Adams; que se declare abiertamente admirador de Stephen Stills (escuchar “Treetop flyer” fue la razón por la que se dedica a la música), Ray Charles, Bob Dylan y The Band; que su parecido físico y su forma de cantar nos traiga de vuelta al mundo de los vivos a Richard Manuel y que sus maneras sean las de Nick Drake; pero lo hace suyo y lo hace maravillosamente bien.
-"Cada canción es diferente. Algunas son más viscerales y personales, y otras no. Y algunas contienen sólo fragmentos de verdades personales. Pero, realmente, lo que importa es la verdad emocional de la canción. Si es honesta, si es real, estas cosas no se pueden falsificar. Estoy simplemente intentando crear una canción que perdure."
Así se sinceraba Ray antes de recluirse con los Pariah Dogs a grabar el cuarto álbum de su carrera, el fruto de más de dos años de creación y registrado en tan sólo dos semanas de trabajo en su propio hogar, una granja situada al oeste de Massachusetts, donde vive con su mujer e hijos. Conocido por su extrema timidez (nunca ha grabado un video, no es amigo de echarse a la carretera y sobre el escenario se limita casi exclusivamente a cantar, a ser posible poco iluminado), ningún lugar mejor para grabar un disco que su propia casa. Y lo hace prescindiendo de Ethan Johns, el productor de sus tres primeros trabajos, para tomar las riendas en primera persona, precisamente cuando, por primera vez también, el nombre de la banda acompaña al suyo en la portada del álbum: RAY LAMONTAGNE AND THE PARIAH DOGS.
"God willin' & the Creek don’t rise" no supone un cambio de rumbo, sino la continuación, la evolución, del estilo "Ray LaMontagne", soul, folk, country, blues y todo a la vez, música surf para los días de calma chicha, cuando las tablas se recogen alrededor de la hoguera. Inmediatamente reconocible gracias a su voz, áspera, ahogada, como si hubiera tragado todo el humo del mundo, afinada desde las tripas y entonada con el corazón.
“Repo man” abre el álbum a ritmo de funk descarnado, un álbum que se cierra con blues, “The devil’s in the jukebox”, y que transita sobre todo por las sendas del country y la música de raíces americanas gracias a la evidente aportación del grupo que lo acompaña. Canciones que podrían haber formado parte de cualquiera de las entregas anteriores de nuestro protagonista, pero que con el bajo de Jennifer Condos tirando del carro, Jay Bellerose acariciando los ritmos (este tío tiene magia, y si no que se lo pregunten a quienes lo vimos con Joe Henry) y Greg leisz haciendo diabluras con su pedal steel, suenan diferentes a cualquiera de sus entregas anteriores. Más cerca que nunca de Gram Parsons, de Neil Young o de su admirado Stephen Stills, diez canciones de las que no me atrevo a destacar ninguna (mientras esto escribo "For the Summer"), emponzoñadas de blues y de soul, como sólo el león de Belfast sabía hacerlo antes de perder el alma.
Sería atrevido decir que se trata del mejor álbum de LaMontagne, "Till the sun turns black" será siempre una referencia, podrá componer discos mejores o peores, que nos gusten más o menos, pero su segundo larga duración siempre será objeto de comparación, un clásico, otro de esos discos que, como bien dice mi amigo Joserra, trascienden más allá de la música para convertirse en estados de ánimo, el reflejo de una época de nuestras vidas, de un sentimiento, siempre subjetivo para cada uno de nosotros. "God willin' & the Creek don't rise" es el primer álbum que hace por sí mismo. Tras jurar fidelidad a Ethan Johns, en realidad no lo ha traicionado, su impronta sigue presente aunque él ya no esté, simplemente ha aprendido a caminar sin que le guíe sus pasos, ahora se siente seguro, la seguridad de quien tiene a su servicio una banda que es garantía de calidad y unas composiciones siempre hermosas, emotivas y, ahora también, vibrantes.
UNA PUTA OBRA MAESTRA, otra de la cosecha del 2010. Y sí, ya sé que me repito, pero uno no se cansa ni del buen vino, ni de la buena música. Y de este disco, tengo la certeza, nunca me voy a cansar. Y me atrevo a decirlo: Es el mejor álbum de su carrera. Me tiene literalmente sorbido el seso, y con cada nueva escucha, no exagero al decir que, también el sexo, algo de lo que espero tampoco nunca me vaya a cansar.
No puede quedar sin comentarios semejante entrada para tan grandioso disco.Está como dices emponzoñado, emponzoñado de emociones.No se explica con nada que no sea intangible y emocional por mucho que hayamos dado pistas. Son visceras en forma de canción.Ansioso por tener the real thing, la edición original.Ahora yo estoy colgado de Are we really through pero mañana con cualquier otra.
ResponderEliminarUN ABRAZO y keep on keeping on.
Será que ha empezado el frío y la temporada de sofá y mantita. Me ha enganchado el amigo Ray. Confieso que me pone su voz de humo y sueño cada día con hacerle los coros con mi voz afónica.
ResponderEliminarEste disco es el mejores disco de 2010 que he oído, junto con john Legend and The Roots Wake Up (2010). y uno de los que más me han enganchado en los últimos años.
ResponderEliminarSi tienes más de estos avisame
http://revoltaalfrenopatic.blogspot.com/
Este post está a la altura del objeto de la crítica, genial. Tengo que confesar, ruborizándome un poco, que he descubierto a Lamontagne hace unos meses. Pecado mortal para mí ya que dirijo una emisora de radio, muy pequeña eso sí pero una radio al fin y al cabo. También me tiene sorbido el ses(x)o como a tí y yo de paso suerbo el de mis amigos del Facebook compartiendo cada día algún video de él. RAy, Amos Lee, William Fitzsimmons o Jack Johnson dan un aire fresco a esto de la música. Ya está bien de Black Eyed Peas, Rihanas y Beyonces ¿no?
ResponderEliminarHoy lo he descubierto por casualidades de la vida. Surfeando por youtube por una canción recomencdad, una versión de Black horse, he saltado a otra con el mismo título, y ahí estaba, cabizbajo, y sombrero anunciando que algo importante se escondía detrás de él. Entonces caí de la tabla y naufragué tanto hasta que me ha dolido el alma de tantas caricias y emociones que proporciona Ray. Sin duda un enamoramiento musical de esos que ocurren de vez en cuando y que te hacen flotar. Enhorabuena por el blog. Yo también antes ciega que sorda:-)
ResponderEliminarGracias por tu difusiòn...
ResponderEliminarUn día encontré a Ray, de la mano de Damien Rice... Desde entonces, me tiene absolutamente hipnotizada... Adoro su voz, su timidez, su melnacolía. Magnético, brillante, profundo... Qué decir.. lo adoro.
Besos desde el Sur