La primera vez que escuché el nuevo álbum de Arcade Fire pensé en el doble blanco de The Beatles *. De eso hace ya mucho tiempo, sabe Dios cómo y no les voy a decir gracias a quién. Se trataba de una versión bastante indecente, con canciones equivocadas, algunas grabadas directamente de la radio o de videos del Youtube, se trataba, simplemente, de hacerse una idea de que iba el asunto antes de tener entre mis manos la versión definitiva, al alcance de todos los mortales desde el pasado 2 de agosto. Quizá sólo fuese por la cantidad de canciones, dieciséis, o porque su paleta de colores abarca muchos más tonos que sus entregas anteriores, pero el "White album" de los cuatro de Liverpool fue el disco que asocié inmediatamente a "The Suburbs" y así se lo hice saber a quién tuve oportunidad (entre ellos el culpable de que yo pudiera escucharlo en primicia).
De todas formas, no quería aventurarme a hablar del mismo antes de que estuviese en la calle, antes de escuchar una docena de veces cada uno de sus surcos y después de atenuado el impacto primero, el causado por esta PUTA OBRA DE ARTE a quien escribe estas líneas con el convencimiento de que diga lo que diga no voy a ser capaz de transmitir ni la décima parte de lo que el disco me dice a mí.
Debe ser realmente complicado saber que dirección tomar cuando tus dos primeros álbumes han sido un éxito rotundo a todos los niveles. Como si "Neon Bible" fuera una cima difícil de superar, al menos a nivel emocional, han optado por las canciones. La épica deja paso al rock, al pop, al punk y al techno, pero no han dejado de ser ellos, los mismos que tenían una facilidad insultante para poner la carne de gallina a todo el que le circule sangre por las venas. Markus Dravs repite como productor y, aunque la idea sigue siendo conceptual (sus años de juventud y los Suburbios dónde crecieron los hermanos Butler son los protagonistas esta vez), a diferencia de sus anteriores entregas, se pierde la sensación de conjunto, de todo global, en beneficio de las partes, alguna de las cuales sería impensable en el repertorio de los autores de "Funeral". Y, sin embargo, no se trata de una mera colección de temas cada uno de su padre y de su madre, la secuencia de los mismos es casi perfecta y cambios bruscos en el tempo y en el estilo de historias entrelazadas, abordadas desde diferentes perspectivas, logran que la sensación de duración del disco sea mucho menor que la real. Logran que el oyente esté siempre en estado de alerta y que las emociones se sucedan, desde la euforia hasta la melancolía, sin dejar de disfrutar de las canciones, siempre las canciones.
Se han tomado tres años para permitir ver la luz a su tercer larga duración (como The National, como Josh Ritter, como Amigos Imaginarios, Mary Gauthier, Band of Horses... Parece ser el tiempo perfecto para madurar una obra maestra). Posiblemente un montón de canciones han luchado por ser incluidas y no creo que la elección de ninguna de ellas haya sido fruto de la casualidad ni mucho menos de la necesidad de llenar minutos (más de sesenta, que hace unos años se nos presentarían en forma de doble lp).
“The Suburbs” abre el disco y, a la vez, el universo Arcade Fire por caminos inexplorados hasta ahora, el estribillo de la canción, que podría haber sido compuesta hace cien años en New Orleans, parece cantado por Neil Young. Seguramente será motivo de enojo de más de un fan de los canadienses, así que con la siguiente, “Ready to start”, retoman senderos ya transitados y utilizan el corte más fiel a su estilo, precisamente, para decirnos: ―"...y si yo fuera puro, tú sabes que lo sería, y si yo fuera tuyo... Pero no, ahora estoy listo para empezar".
Borrón y cuenta nueva, “Modern man” es la bofetada definitiva a todo el que sigue pidiendo otro "Funeral" y, en la misma tónica, “Half light II (no celebration)”, “Deep Blue” o “We used to wait” nos recuerdan la música que Win Butler escuchaba mientras jugaba a ser mayor en los suburbios, se enamoraba (aunque fuera por carta) y una máquina pugnaba por el título de mejor ajedrecista del mundo. No faltan los himnos (como “Rococo”), momentos álgidos, sí, pero rivalizando con medios tiempos (maravillosa “Wasted hours”) y alguna que otra incursión en los años ’80, con un matiz: Joy Division han evolucionado hasta New Order y los Depeche Mode han vuelto a sus años más hedonistas, aquellos primeros tiempos donde primaba la pista de baile sobre los estadios de fútbol.
En el centro de todo, “Suburban war”, la mejor composición del año, bueno, con el permiso de “Runnaway” de The National. Difícil elección, sobre todo si eres de los que te quedarías con “The curse” de Josh Ritter o, ¿por qué no?, con “Cleopatra reina de Africa” de Amigos Imaginarios (y todavía habrá quien defienda que esto se va al garete, la SGAE mismamente).
Vocalmente, Win Butler es el cruce imposible entre Neil Young y David Byrne, se acerca a David Bowie (justificando la ya lejana colaboración del camaleón con una banda emergente) y consiguen con “Month of May” lo que el duque blanco no logró entre todos sus álbumes de finales de los ‘80 y principios de los ‘90, la perfecta canción techno-punk.
Y reservada para el final (si obviamos el epílogo con la versión (continued) de “The Suburbs”), la mayor de las sorpresas. Régine Chassagne tiene especial protagonismo a lo largo del álbum, en “Empty room” (aunque ahogada bajo capas de cuerda que empujan la canción a todo trapo), en “Half light I” (de nuevo arropada por violines, pero esta vez respetada, y ayudada por su marido), y sobre todo en “Sprawls II (mountains beyond mountains)”, un grito desesperado y sorprendentemente optimista. La canción en la que Régine deja de recordarnos a Bjork para reencarnarse en la Blondie del siglo XXI, es posible que haga vomitar a más de un fanático, pero seguro que hará bailar a muchos más. Libre de prejuicios, es un tema realmente adictivo, podría haber quedado como anécdota en una escondida cara B pero han preferido incluirla dentro del listado de un álbum enorme, y arriesgado, que no debería ser juzgado hasta transcurridos, al menos, veinte o treinta años.
El cinco de agosto tuvo lugar la puesta de largo oficial del álbum, recién publicado tres días antes. Fue en el Madison Square Garden de New York en un concierto filmado por el cineasta Terry Gilliam y retransmitido en directo por YouTube como parte de una serie denominada UNSTAGED. Todos los videos de ésta entrada son fragmentos de dicha actuación, donde queda de manifiesto que los nuevos temas no sólo no desentonan con los clásicos de la banda, sino que enriquecen un repertorio ya de por sí impresionante, la de la mejor banda en directo del planeta:
Ready To Start
Neighborhood #2 (Laika)
No cars go
Haïti
Empty room
The Suburbs
Crown of love
Rococo
Intervention
We used to wait
Neighborhood #3 (Power Out)
Rebellion (Lies)
Month of may
Keep the car running
Neighborhood #1 (Tunnels)
Sprawl II(Mountains beyond mountains)
Wake Up
El propio Terry Gilliam se refirió al proyecto (que verá la luz e forma de DVD) como la mejor terapia posible para la depresión que le atrapó tras la interrupción del film que tenía entre manos: "The man who killed Don Quixote". Para quien ésto redacta, diecisiete razones para asistir a su próxima gira por estos lares: Neighborhood #2 (Laika)
No cars go
Haïti
Empty room
The Suburbs
Crown of love
Rococo
Intervention
We used to wait
Neighborhood #3 (Power Out)
Rebellion (Lies)
Month of may
Keep the car running
Neighborhood #1 (Tunnels)
Sprawl II(Mountains beyond mountains)
Wake Up
Santiago de Compostela (5 de septiembre)
Madrid (20 de noviembre)
Barcelona (21 de noviembre)
Son más de diecisiete, muchas más... Pero me temo que no serán suficientes.
* Leo en el Mondo Sonoro del mes de agosto una entrevista a Richard Reed Parry (multi-instrumentista miembro del grupo) que se refiere al álbum en estos términos: ―“...en realidad éste es nuestro intento de componer nuestro partícular White Album, con canciones muy diferentes entre sí en el aspecto sonoro, pero letras e ideas que se repiten, autoreferencian y solapan a lo largo y ancho del disco”. Así que mi primera impresión no andaba muy desencaminada, pero claro, después de leer la entrevista tampoco queda muy original... ¡Qué se le va a hacer!
Dead shopping malls rise
Like mountains beyond mountains
And there’s no end in sight
I need the darkness, someone please cut the lights
Like mountains beyond mountains
And there’s no end in sight
I need the darkness, someone please cut the lights
Pues me alegra saber que el disco es grande, grande. Aunque le dediqué un post para anunciar el regreso, me daba que se anuniaba bajón. Como siempre, gran texto.
ResponderEliminarMe gusta como escribes. Tengo una revista se llama la RARA y me gustaria saber si quieres colaborar. Es en papel y a la antigua. si te interesa escribeme a edicionesraro@yahoo.es. Y asi te mando el ultimo numero que hemos publicado.
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