Esta vez con ocasión del 45 Heineken Jazzaldía. Y lo hará de forma gratuita en la playa de la Zurriola, el mejor pretexto posible para pasar un par de días en la capital guipuzcoana, que durante la semana del 21 al 25 de julio será la capital de la música.
A pesar de denominarse festival de Jazz, siempre se ha caracterizado por el eclecticismo, mezclándose en los diferentes escenarios y clubes, músicos procedentes del rock, del blues, de la bossa, incluso del pop, con otros más ortodoxos (en lo que al Jazz cómo género se refiere). Este año esas “otras músicas” estarán representadas por Patti Smith, Kris Kristofferson, Elvis Costello o el brasileño Toquinho. (www.heinekenjazzaldia.com)
Desde que un buen día (creo que fue una buena noche) escuché el verso inicial de “su” “Gloria”: “Jesus died for somebody’s sins but not mine....”, me quedé prendado de su poesía y de su fuerza. Yo era un adolescente de mierda, descubrí a Patti mucho antes que a Van Morrison y durante mucho tiempo viví convencido de que ella era la autora de la canción, tan engañado como me tenía Jimi Hendrix con “Hey Joe” (curiosamente la cara A del primer single de la cantante neoyorquina); ni tan siquiera tras comprar el vinilo de “Horses” me tomé la molestia de leer la galleta del disco para reparar mi error, no importa, hoy sigo pensando que “Gloria” le pertenece.
En el cajón de series medias de unos grandes almacenes encontré el resto de su discografía, de una tacada, por 500 pesetas cada uno. El desembolso no fue muy grande pues por entonces (muy finales de los ’80) ya se había retirado para hacer vida marital y cuidar de sus hijos. Le daba una buena patada en el estómago a todas las feministas recalcitrantes: la madrina del punk, feminista, rockera, intelectual e independiente se retira para cuidar de su familia.
Le di cien mil vueltas (con los vinilos sucedían esas cosas) a “Horses”, a “Easter”, a “Wave”, a “Radio Ethiopia” y, más tarde, también a “Dream of Life”. Mi favorita podía pasar de “Dancing barefoot” a “Free money”, de “Because the night” a “Rock ‘n’ roll nigger”, de “Gloria” a..... dependiendo del día o del momento, disfrutando de cada surco, con la certeza de que a esa mujer nunca podría verla en directo, pero....
Dos años después de la muerte de Fred “Sonic” Smith (a cuyo cuidado se dedicó en exclusiva tras caer enfermo), la publicación de “Gone Again” en 1996, nos devuelve a Patti Smith, pero esta vez para quedarse. Sin embargo, no es hasta 2007 que tengo la oportunidad de verme cara a cara con ella, y tuvo que ser en San Sebastián. Estaba predestinado: cuando me entero de que actúa en el restaurado Victoria Eugenia las entradas ya estaban agotadas, pero el disgusto inicial se torna en euforia cuando la organización decide quitar las butacas del teatro (a Patti hay que verla de pies o de rodillas). Aumenta el aforo, salen a la venta nuevas localidades y una tarde haciendo el tonto por Internet, Dios sabe por qué, entro en la página del Victora Eugenia: ¡cual fue mi sorpresa al ver que hay disponibles nuevos tickets!
El primero de junio se cumplía el 40 aniversario de la publicación del Sgt. Peppers y yo iba a ver a Patti Smith. La ocasión lo merecía, así que había que pillar primera fila. El teatro, que sólo lo conocía de verlo por fuera, me impresionó, y creo que a ella también. Ahí estaba, habían pasado más de treinta años desde la portada de “Horses” y parecía la misma, era la misma, portando una camiseta con el símbolo de la paz sobre la palabra LOVE, camiseta que se había hecho ella misma, según nos confesó (con no muy buen pulso por cierto), andrógina, descuidada, joven, vital; yo no pude evitar pensar en la gente que conocía con 60 años.... y secundándola: Jay Dee Daugherty y Lenny Kaye, el 50% de Patti Smith Group (definitivamente el tiempo se había detenido a mediados de los ’70) y además, Tony Shanahan y Jackson Smith (su hijo).
“Privilege (Set Me Free)” nos dejó claro que su voz era la misma, o mejor, que hacía tres decadas. Venía a presentarnos “Twelve”, álbum de versiones del que cayeron unas cuantas (quizás las menos previsibles), pero los momentos álgidos del concierto fueron para sus clásicos: “Redondo beach”, “Because the night”, “Free money” o “People have the power”, con quienes sólo pudo rivalizar una acústica y sentida versión del “Smells Like Teen Spirit”. Mostró su espíritu punk escupiendo repetidamente (a la tarima), como si estuvieramos en el CBGB’S, recitó poesía, bailó como sólo ella sabe bailar, y ofició la ceremonia cual chamán, hipnotizándonos, acojonándonos, seduciéndonos, ¡juro por Dios que hasta me puso cachondo! Su mirada, una mezcla de ternura y de -si tú supieras lo que he vivido-, y su sonrisa... una sonrisa de sincero agradecimiento que sólo la he vuelto a ver, tiempo después, en otro grande: “Leonard Cohen” (aunque éste no tuvo ningún efecto sobre mi lívido). Se acordó del Sargent Peppers y nos contó como se veía cuarenta años atrás haciendo cola para comprar el disco, ella y toda una generación para la cual la música y The Beatles significaron mucho. “A Day in The Life” fue la canción elegida para rendir homenaje a los cuatro de Liverpool, se marcó un duo con Shanahan absolutamente improvisado, con una chuleta para no olvidarse de la letra y sin ensayo previo, la canción no les quedo muy bien, se enfadó y tiró su parte vocal, ¿adivinan quién cogió el papel? Relatar el paseo que se dieron por la ciudad durante la lluviosa mañana fue la introducción perfecta para “Perfect Day”, el clásico de Lou Reed, no recogido en “Twelve”, pero sí en un single de edición limitada (que gané en un concurso de Radio3 y guardo como oro en paño a la espera de que me lo firme).
Y para el final, la catarsis: se tenía reservadas “Gloria” y “Rock ‘n’ Roll Nigger”. A todo el que como yo, había pensado que estábamos en los 70, nos dedicó un: -“... ¡qué jodan al pasado! ¡vosotros sois el futuro! ¡ahora es el futuro!...” Terminó arrancando una a una las cuerdas de su guitarra y a mí no se me quitó la cara de gilipollas en cuatro días, el chamán había expulsado nuestros demonios.
A pesar de denominarse festival de Jazz, siempre se ha caracterizado por el eclecticismo, mezclándose en los diferentes escenarios y clubes, músicos procedentes del rock, del blues, de la bossa, incluso del pop, con otros más ortodoxos (en lo que al Jazz cómo género se refiere). Este año esas “otras músicas” estarán representadas por Patti Smith, Kris Kristofferson, Elvis Costello o el brasileño Toquinho. (www.heinekenjazzaldia.com)
Desde que un buen día (creo que fue una buena noche) escuché el verso inicial de “su” “Gloria”: “Jesus died for somebody’s sins but not mine....”, me quedé prendado de su poesía y de su fuerza. Yo era un adolescente de mierda, descubrí a Patti mucho antes que a Van Morrison y durante mucho tiempo viví convencido de que ella era la autora de la canción, tan engañado como me tenía Jimi Hendrix con “Hey Joe” (curiosamente la cara A del primer single de la cantante neoyorquina); ni tan siquiera tras comprar el vinilo de “Horses” me tomé la molestia de leer la galleta del disco para reparar mi error, no importa, hoy sigo pensando que “Gloria” le pertenece.
En el cajón de series medias de unos grandes almacenes encontré el resto de su discografía, de una tacada, por 500 pesetas cada uno. El desembolso no fue muy grande pues por entonces (muy finales de los ’80) ya se había retirado para hacer vida marital y cuidar de sus hijos. Le daba una buena patada en el estómago a todas las feministas recalcitrantes: la madrina del punk, feminista, rockera, intelectual e independiente se retira para cuidar de su familia.
Le di cien mil vueltas (con los vinilos sucedían esas cosas) a “Horses”, a “Easter”, a “Wave”, a “Radio Ethiopia” y, más tarde, también a “Dream of Life”. Mi favorita podía pasar de “Dancing barefoot” a “Free money”, de “Because the night” a “Rock ‘n’ roll nigger”, de “Gloria” a..... dependiendo del día o del momento, disfrutando de cada surco, con la certeza de que a esa mujer nunca podría verla en directo, pero....
Dos años después de la muerte de Fred “Sonic” Smith (a cuyo cuidado se dedicó en exclusiva tras caer enfermo), la publicación de “Gone Again” en 1996, nos devuelve a Patti Smith, pero esta vez para quedarse. Sin embargo, no es hasta 2007 que tengo la oportunidad de verme cara a cara con ella, y tuvo que ser en San Sebastián. Estaba predestinado: cuando me entero de que actúa en el restaurado Victoria Eugenia las entradas ya estaban agotadas, pero el disgusto inicial se torna en euforia cuando la organización decide quitar las butacas del teatro (a Patti hay que verla de pies o de rodillas). Aumenta el aforo, salen a la venta nuevas localidades y una tarde haciendo el tonto por Internet, Dios sabe por qué, entro en la página del Victora Eugenia: ¡cual fue mi sorpresa al ver que hay disponibles nuevos tickets!
El primero de junio se cumplía el 40 aniversario de la publicación del Sgt. Peppers y yo iba a ver a Patti Smith. La ocasión lo merecía, así que había que pillar primera fila. El teatro, que sólo lo conocía de verlo por fuera, me impresionó, y creo que a ella también. Ahí estaba, habían pasado más de treinta años desde la portada de “Horses” y parecía la misma, era la misma, portando una camiseta con el símbolo de la paz sobre la palabra LOVE, camiseta que se había hecho ella misma, según nos confesó (con no muy buen pulso por cierto), andrógina, descuidada, joven, vital; yo no pude evitar pensar en la gente que conocía con 60 años.... y secundándola: Jay Dee Daugherty y Lenny Kaye, el 50% de Patti Smith Group (definitivamente el tiempo se había detenido a mediados de los ’70) y además, Tony Shanahan y Jackson Smith (su hijo).
“Privilege (Set Me Free)” nos dejó claro que su voz era la misma, o mejor, que hacía tres decadas. Venía a presentarnos “Twelve”, álbum de versiones del que cayeron unas cuantas (quizás las menos previsibles), pero los momentos álgidos del concierto fueron para sus clásicos: “Redondo beach”, “Because the night”, “Free money” o “People have the power”, con quienes sólo pudo rivalizar una acústica y sentida versión del “Smells Like Teen Spirit”. Mostró su espíritu punk escupiendo repetidamente (a la tarima), como si estuvieramos en el CBGB’S, recitó poesía, bailó como sólo ella sabe bailar, y ofició la ceremonia cual chamán, hipnotizándonos, acojonándonos, seduciéndonos, ¡juro por Dios que hasta me puso cachondo! Su mirada, una mezcla de ternura y de -si tú supieras lo que he vivido-, y su sonrisa... una sonrisa de sincero agradecimiento que sólo la he vuelto a ver, tiempo después, en otro grande: “Leonard Cohen” (aunque éste no tuvo ningún efecto sobre mi lívido). Se acordó del Sargent Peppers y nos contó como se veía cuarenta años atrás haciendo cola para comprar el disco, ella y toda una generación para la cual la música y The Beatles significaron mucho. “A Day in The Life” fue la canción elegida para rendir homenaje a los cuatro de Liverpool, se marcó un duo con Shanahan absolutamente improvisado, con una chuleta para no olvidarse de la letra y sin ensayo previo, la canción no les quedo muy bien, se enfadó y tiró su parte vocal, ¿adivinan quién cogió el papel? Relatar el paseo que se dieron por la ciudad durante la lluviosa mañana fue la introducción perfecta para “Perfect Day”, el clásico de Lou Reed, no recogido en “Twelve”, pero sí en un single de edición limitada (que gané en un concurso de Radio3 y guardo como oro en paño a la espera de que me lo firme).
Y para el final, la catarsis: se tenía reservadas “Gloria” y “Rock ‘n’ Roll Nigger”. A todo el que como yo, había pensado que estábamos en los 70, nos dedicó un: -“... ¡qué jodan al pasado! ¡vosotros sois el futuro! ¡ahora es el futuro!...” Terminó arrancando una a una las cuerdas de su guitarra y a mí no se me quitó la cara de gilipollas en cuatro días, el chamán había expulsado nuestros demonios.
Al año siguiente tuve la oportunidad de repetir, esta vez en la sala Santana 27 de Bilbao, pero esa es otra historia.
El 21 de julio se cumplirán exactamente dos años desde el conciertazo de Bilbao, tendremos la posibilidad de bailar descalzos y la letra de una de mis canciones favoritas adquirirá mucho más sentido en la playa de Gros.
Foto 1 (Victoria Eugenia, 1 junio 2007): Humilde Fotero del Pánico
Foto 2 (Santana 27, 21 julio 2008): Alfonso Martínez Pla
Coco ;
ResponderEliminarDesde al primera vez que escuche a Patti Smith( y si, fue su version de Gloria por alguna radio ) creo que a fines de los 70' me lamente
profundamente por no haber vivido en NY en esos años ( principios de los 70') y es que
junto a Patti , estaba Lou Reed,los New York Dolls , los primeros Ramones, los Talking y una interminable lista de Artistas , claro yo era pre adolescente en esa epoca , pero todavia conservo la frustracion de no haber estado caminando y por que no tocando la guitarra por ahi .
30/40 años despues ese sentimiento de haberme perdido algo me sigue acompañando .
Y entre la lista de temas que mencionas quisiera agregarte Digging in a river , que esta en Wave ( 1º disco que me compre de Patti ) y tambien esta en la maravillosa banda sonora de Times Square , creo que es del 79' tambien ( pelicula que no vi ) pero si gaste el disco ( y varias puas ) escuchandolo .
Gracias por el blog que tienes, nos vemos .
Mocho