Con este disco comienza una nueva etapa en su vida. Y conocida la historia que hay detrás de su gestación, caes en la cuenta de por qué “The Curse”, es el tema que no te cansas nunca de escuchar, un hermoso vals que por sí sólo merece un álbum a su alrededor (y de hecho fue el principio y la razón del mismo); por qué “Change of Time” ha sido la elegida para abrirlo, un clásico marca Ritter, que dentro de 20 años seguirá interpretando en sus conciertos; y también por qué “Long Shadows”, la última del Cd, deja bien claro en su primer verso: - “No tengo miedo a la oscuridad, hemos estado antes aquí...”.
Yo le doy las gracias a la oscuridad, porque tras tres años, la luz nos muestra la mejor obra de Josh Ritter, el mismo a quien por una estúpida fijación siempre asocio al nombre de Richard Hawley, y posiblemente sólo tengan en común su aspecto de songwriters solitarios, de crooners, y que cada uno a su manera me pueden emocionar por igual. El músico eternamente agradecido a Irlanda, porque fue allí donde primero se reconoció su talento (Yo mismo en un principio pensé que se trataba de un artista irlandés). El artista que descubrí con “Hello Starling”, el que me cautivó con “Animal Years”, el autor de “Girl in The War”, de “Kathleen” y de “Empty Hearts”. Y vuelve con un álbum diferente a sus cinco anteriores (directos y EPs aparte), pero que tiene detalles de todos ellos. Vuelve con su disco más épico y también el más contenido, el más cuidadamente arreglado y el más desnudo; donde las acústicas, el piano, las trompetas y su delicada voz, te sumergen en su propio mundo, un mundo que comparte con Leonard Cohen, con Bob Dylan, con Nick Cave, con Paul Simon, con Jeff Buckley..., y con todos nosotros. Un mundo que se nos muestra como una colección de baladas folk, de valses, de blues, y de rock. Hay, casi, una canción para cada momento, para cada estado de ánimo, desde la delicadeza de “Southern Pacifica”, con Nick Drake en la memoria, hasta “The Remnant”, que Tom Waits podría cantar a través de su megáfono. Y si tuviera una emisora de radio... posiblemente no dejaría de emitir “Lantern”, un hit en esas listas imaginarias que nunca se hacen realidad.
Pero además, “So Runs the world away” no es sólo su mejor trabajo a nivel musical, sino también literario; donde dos canciones destacan sobre el resto: “Folk Bloodbath”, una historia de asesinatos y fantasmas, que parece salida de la pluma de Edgar Allan Poe, y “Another New World”, un relato de casi ocho minutos, una bella historia de amor entre un marinero y Annabelle Lee (su barco), de trágico final: al quedarse atrapados en el hielo, se ve obligado a prenderla fuego para salvar su propia vida.
No llamaré rescate a lo que me trajo aquí
de vuelta al viejo mundo para beber y hundirme
Y pretender que por la búsqueda de un nuevo mundo
valiese la pena la quema del mío.
Pero a veces, de noche mis sueños me traen el canto
de algún conocido pájaro tropical
y sonrío en mi sueño pensando en que Annabelle Lee
finalmente ha llegado a otro nuevo mundo
Bendita oscuridad.
No había escuchado mucho de Él, me ha emocionado, qué cosas mas bonitas nos trae!
ResponderEliminarUn fuerte saludo y repetir que me gusta mucho pasarme por aqui!